El Castillo de Santisteban de San Martín de Pusa

      Una pequeña muestra de nuestra historia, perdida y olvidada en medio de la nada, testigo del paso del tiempo.

      Pertenece al municipio de San Martín de Pusa y se encuentra a unos 7 kilómetros al oeste de dicha localidad, en la dehesa de Valdepusa y  finca del llamado Molino Blanco.

      Ya se hablaba en las crónicas castellanas de 1117, de los continuos asaltos a la zona de los Montes Toledanos, por parte de los Almorávides y se cita el castillo de Sant Esteban, refiriéndose a Santisteban de Valdepusa, dentro de la Comarca de la Jara. Se decía situado en la cima de un pequeño cerro, dominando la ribera del río Pusa, en el paso de Toledo a Talavera. 

Desde el pequeño cerro se tiene una amplia panorámica del paso hacia Talavera

    Se cree que el castillo se edificó sobre los restos de una edificación más antigua Templaria y no sería de extrañar dadas las numerosas plazas fuertes y santuarios que poseía dicha orden por la Comarca hacia el año 1147, todos ellos dependientes de la Encomienda de Montalbán, a pocos kilómetros de San Martín.

      Esta pequeña fortificación formaría parte de otras muchas, mandadas construir por Alfonso VI tras la reconquista de Toledo en el año 1085, como defensa y vigilancia. Con el paso del tiempo y el firme dominio castellano, el castillo perdió su utilidad y sus propietarios perdieron interés por él, comenzando así su deterioro.

       Entre las ruinas de Santisteban se encontró una piedra cuadrada labrada con cruces a la manera de la Orden de San Juan (Cruz de Malta), por lo que se cree que en su momento, el castillo perteneció a dicha orden, conocida también por la Orden de los Caballeros Hospitalarios o de Malta. Más tarde pasaría a ser propiedad de nobles castellanos.

      En el Siglo XIII se creó el Señorío de Valdepusa y un siglo después le fue concedida la jurisdicción, en 1357, pasando el castillo a ser propiedad de Don Diego de Toledo. Ni Don Diego ni sus sucesores volvieron a ocuparse del castillo. En el Siglo XVI, abandonado definitivamente, ya estaba en estado de ruina avanzada. Los últimos propietarios conocidos fueron los Marqueses de Malpica y Duques de Arión, Señores de Valdepusa.

     Monumento protegido por la ley de 1985 como Patrimonio Histórico Español.

      Si, solo quedan cuatro piedras a punto de caer, pero forman parte de nuestra historia y tradición y merece la pena conservarlas y protegerlas.

      Dados los escasos restos que quedan en pie hoy día, un fragmento del muro con una enorme grieta y parte de los cimientos, solo podemos hacernos una idea aproximada de cómo pudo ser su aspecto. Pequeño recinto amurallado, con una torre de vigilancia, construido aprovechando los materiales del terreno, piedra, cantos rodados de la ribera del Pusa y ladrillo.

Los últimos restos

Cantos rodados de la ribera del Pusa y ladrillos

Una enorme grieta que no augura nada bueno

Torre y zona de los cimientos

    Su visita es complicada ya que en la actualidad se encuentra dentro de una propiedad privada y además no existen ni carreteras ni caminos que lleguen hasta él y la gran mayoría de los lugareños ignoran su existencia o han oído hablar de él pero no saben exactamente donde se encuentra. Lo gracioso es que una vez localizado, se ve perfectamente a lo largo del recorrido de la carretera hacia Talavera, al acercarnos al río.

       Desde el puente del Pusa (que también se ve el castillo) hay que ir campo a través durante unos 45 minutos por zona de rastrojos, campos cubiertos de piedras, espesa vegetación y por laderas cercanas al río  con fuertes pendientes, zarzas y cantos rodados. Además el castillo, a pesar de encontrarse en alto, desde nuestro punto de acceso, queda continuamente oculto a la vista y al no tenerlo como punto de referencia es fácil despistarse y retroceder terreno.

      Por fin, tras unos 40 minutos de caminata, asoma la esperada silueta del castillo, pero aun queda lo peor, bajar un empinado terraplén y escalar el pequeño cerro rodeado de una espesa vegetación por donde, a veces hay que ingeniárselas para seguir avanzando.

      A pesar de todo resultó muy agradable el paseo en pleno contacto con la naturaleza donde, a cada momento, te sale al paso alguno de los pocos animales que van quedando, abubilla, palomas torcaces, águila y una bonita corza que, sorprendida entre unas retamas, salió de un salto y durante unos segundos se me quedó mirando para luego perderse de nuevo entre la maleza. También encontré el rastro de un grupo de jabalíes que no vi. Eché de menos alguna serpiente, muy numerosas por esta zona, será que ya  las  temperaturas van descendiendo y salen menos.

       Merece la pena perder una mañana para realizar una visita a los viejos restos del Castillo de Santisteban. 

      Como anécdota sobre el castillo: Una empresa naval, la Naviera Elcano con sede en Madrid, bautizó en el 2010 al último buque de su producción, con el nombre de: “Castillo de Santisteban” en honor a la memoria de nuestro castillo.

Buque metanero «Castillo de Santisteban» 

Mariano Roda Elpincelconlienzo.com